CAPILLA

Desde el año 1492 se comienzan a tener noticias en nuestra ciudad de la Hermandad de la Misericordia y San Carlos Borromeo. Se sabe por tradición, que esta Hermandad se creó por unos caritativos hombres de mar, que viendo el desamparo de los cadáveres que arrojaban las olas a las playas, se dedicaban fervorosos a darles sagrada sepultura.  En 1647 la Hermandad estaba congregada en el hospital y la Capilla que ellos mismos habían construido y que se encontraba en la confluencia de las calles Juan Canela, que hoy conocemos como Luna, y Misericordia.

La decadencia y empobrecimiento de la Hermandad fue motivada porque el Duque de Medinaceli y algunos caballeros de la ciudad confiaron a los Religiosos de San Juan de Dios el régimen y cuidado del Hospital de la Misericordia. Desposeída de todos sus bienes por la donación hecha por el Cabildo de la Villa a la Orden, la Hermandad preserveró no obstante congregada en su antigua Capilla, sin otro lazo de relación con los Religiosos que un mísero féretro para recoger los cadáveres de los fieles desamparados.

Cuatro años después de haber fundado la Hermandad sevillana de la Sta. Caridad de Cristo su hospital, en 1668, la Hermandad de la Misericordia acuerda cambiar su nombre por el de la Sta. Caridad de Cristo y copia y acepta para su gobierno y votos las Constituciones de la Hermandad sevillana que fundó D. Miguel de Mañara con el fin de fusionarse con esta, pero no fue hasta el año siguiente, y mas concretamente el 14 de Julio cuando se llevó a cabo el acuerdo. El encargado de realizar esta fusión fue el capellán portuense Don Antonio de los Ángeles.

Continuando con las pautas de la hispalense, creada un siglo antes, la Hermandad portuense se propuso tener un hospital propio para asistir a los enfermos. Para ello le fue concedida, en primer lugar, la Capilla de San Andrés en 1675 que se encontraba situada en la calle Larga, pero debido a lo reducido de sus dependencias y deseosos de tener unas dependencias propias, le rogaron al Señor Duque de Medinaceli que les concediese algún sitio en el que poder llevar a cabo la construcción de un hospital y una Iglesia. El Duque les cedió un terreno y algunas edificaciones junto a la Ribera del Guadalete, frente a la Aduana Ducal. El 29 de Agosto del año 1679 la Hermandad tomó posesión de dichos terrenos.

Fue en ese mismo año, cuando se llevaron a cabo el inicio de las obras del hospital, aunque la Capilla no se inicia hasta el último tercio del siglo XVII. Según la historiografía tradicional, la planta baja del edificio fue inaugurada en 1700. En una de las homilías del fundador D. Antonio de los Ángeles, en la que dice: ¡Labremos un Hospital y una Iglesia tal y tan buenos que los que están por venir nos tengan por santos!, se ve de manifiesto el afán que tenía este hombre por ver terminada su casa, y fue gracias a la cuantiosa fortuna que dejó a su muerte en el año 1721, por la que se pudieron reanudar las  obras de la Capilla y la segunda planta de las dependencias del hospital. Las obras de reanudación no concluyeron hasta el año 1724.

No contenta la Hermandad con tener abierta una casa a todas las necesidades de los pobres, en el año 1726 fundaron y administraron un Pósito y Monte de Piedad de cuatro mil fanegas de trigo, con objeto de detener los precios en caso de carestía, dejando unos beneficios que consignó a la Hermandad el Dr. Juan Antonio de la Peña, Presbítero y Hermano de la Hermandad.

En el año 1737, la Hermandad comenzó a repartir veinticuatro mantos y sayas anualmente, en cumplimiento del patronato que fundó para este y otros fines el Presbítero D. Blas Pérez de Argumedo. Ya en el año 1834, cuando la supresión de las Ordenes Monásticas y cumpliendo las primeras disposiciones de la ley de la Desamortización de Mendizábal, se refundaron en este hospital de la Santa Caridad los Hospitales de San Juan de Dios y de la Providencia.

En los primeros días agitados del siglo XIX, la Hermandad Hospitalaria de la Santa Caridad de Cristo se extingue. Primero la invasión francesa, luego las incertidumbres del segundo período constitucional, una nueva invasión de las tropas de Angulema y después la desamortización, dieron un golpe definitivo para que la Hermandad desapareciera sin dejar rastro alguno en el siglo pasado.

ELEMENTOS ARQUITECTONICOS Y DECORATIVOS

La Capilla fue construida en el último tercio del siglo XVII y es de estilo barroco. Según indicios, hay muestras de que la puerta de la Capilla sea una de las pocas en toda Andalucía en la que predomine el barroco puro. La fachada está dividida en dos cuerpos; el primero con vano de acceso adintelado, franqueado por columnas toscanas decoradas con motivos geométricos, y el segundo centrado por una hornacina que alberga el escudo de la Santa Caridad, una cruz hundida en un corazón. Acasetonado, enfatizando las líneas que enmarca la portada y los vanos ovales superiores, en los lados de la hornacina frontón recto superior sobre la hornacina, coronado por tres remates piramidales con bolas sobre el eje de la columna de este, encontramos unos remates ajarronados sobre pedestales. Situado en la parte izquierda de la puerta de entrada de la Capilla nos encontramos con un mosaico con la Imagen de Nuestro Padre Jesús de los Afligidos.

Retablo del Santo Entierro de Nuestro Señor, vestigio de la Hermandad
de la Santa Caridad
La planta de la Capilla es rectangular y de una sola nave, y esta sustentada por pilares almohadillados que a su vez, sustentan una bóveda de medio cañón en el cuerpo y media naranja en la cabecera con pilastras pareadas radiales. A sus pies se encuentra el coro alto, al que se accede por una gran escalera situada en el claustro. En la parte alta de la capilla y en todo su perímetro, encontramos una simple cornisa en yesería adornada con ménsulas. La decoración baja de la capilla consiste en un lienzo de mármol negro alrededor de la misma, siendo de color ocre en los pilares.

En la fachada que da a la Avda. Micaela Aramburu se encuentran cuatro vidrieras de iluminación cuyo motivo de decoración son unas figuras geométricas. Dos de ellas se encuentran a ambos lados de la puerta, otra a la altura de la cúpula y otra situada en la parte del altar. Frente a esta, encontramos otro hueco cegado. Abajo de este hueco, en el presbiterio se encuentra una pequeña puerta de maderas nobles por la que se accede a la sacristía, al lado derecho de la epístola. Se trata de una sencilla sacristía, de planta cuadrada, cuyos muros sustentan una bóveda vaída. En el centro de la misma, se encuentra ubicado el anagrama de la Santa Orden de la Caridad. A cada esquina de la bóveda, admiramos cuatro ángeles realizados en yeso, el mismo material del escudo central. Alrededor del perímetro, un lienzo de azulejos azules con motivos geométricos, sirve de única decoración de la sacristía.
Altar Mayor de la Capilla, presidida por Nuestro
Padre Jesús de Los Afligidos

Dejando ya los elementos arquitectónicos, continuamos con los elementos decorativos de la Capilla. El retablo mayor, en el que se encuentra ubicada la talla de Jesús de Los Afligidos, es de estilo neoclásico realizado en madera con algunos elementos decorativos en oro; esta compuesto de una hornacina avenerada y centrada, que esta franqueada por dos columnas de orden compuesto, con entablamiento con friso decorado con motivos de roleos vegetales y una cornisa saliente. Finaliza con un ático curvo sobre el que se encuentra un anagrama, se remata con un sol y el Espíritu Santo en el centro. En la parte baja del retablo se encuentra el Sagrario en forma de templete y, arriba del mismo, en el manifestador, se ubica un precioso crucifijo realizado en marfil del siglo XVIII. A ambos lados del retablo, se hallan dos hornacinas con las imágenes de San Juan de Dios y la Virgen Milagrosa, de principios del siglo XX.

El retablo donde se encuentra la imagen de la Virgen del Rosario es de estilo rococó, cargado con la decoración con la que se usaba en dicho estilo. A ambos lados de la hornacina central, se encuentran otras dos más pequeñas con las imágenes de San Vicente de Paúl y Luisa de Marillac. A su lado se encuentra el púlpito que fue realizado por el maestro Juan Cordero en el año 1.731 y es de características similares al de la Iglesia Mayor Prioral. Al otro lado, contemplamos la venerada imagen de San Judas Tadeo, donación anónima del año 1.995.

El retablo de la derecha, en el que se encuentra el magnifico altorrelieve que representa el Entierro de Jesús, está compuesto de pilastrones con pináculos y un gran arco rehundido. El retablo tiene claras influencias con el realizado hace varios siglos por Pedro Roldán para la iglesia de la Caridad de Sevilla, y representa el principal objetivo de la primitiva orden, que como sabemos era la de enterrar a los muertos. Podemos también admirar dos estupendas imágenes de San Miguel Arcángel y San José, ambas situadas en sendos altares colocados a cada lado del retablo.

San Carlos Borromeo dando la comunión a los
apestados de Milán.
Para terminar, entre los cuadros que adornan las paredes, encontramos un impresionante conjunto pictórico representando al Calvario de Jesús, y que fue realizado por José María Lozano. Encontramos también otro gran cuadro, al lado de la puerta de acceso al claustro, que representa la imagen de San Carlos Borromeo, titular de la Hermandad fundadora del hospital. Asimismo, podemos admirar, junto a la puerta de acceso al claustro, otro gran cuadro al óleo con la imagen de San Francisco de Asís, Titular de la Hermandad de los Afligidos, obra realizada y donada por el pintor portuense y hermano de la Cofradía D. José Fernández Villegas, y bendecida el 4 de Marzo de 2012 por el Ministro Provincial de la Orden Franciscana Fray Severino Calderón Martínez OFM.La decoración pictórica se completa con dos bellísimos cuadros representando la huida a Egipto y el Nacimiento de Jesús, ambos de autores anónimos.